jueves, 10 de marzo de 2016

Tatuarse de forma frecuente ayuda al sistema inmunológico, según un estudio de la Universidad de Alabama

Los tatuajes ya no son un estigma para personas marginadas socialmente o un complemento de marineros y matones, en la actualidad son un adorno para todos los públicos, que también pueden ser algo beneficioso para su salud, ya que mejora la respuesta inmunológica del cuerpo, publicó este jueves WTP Noticias.
El medio fundamentó su escrito en un estudio científico llevado a cabo en la Universidad de Alabama. Según sus conclusiones, tatuarse varias veces en la vida es un proceso similar a ir al gimnasio: al principio el cuerpo está agotado por el estrés (ya sea por levantar pesas o por inyectar tinta en la piel), pero poco a poco se va fortaleciendo: el sistema inmunológico aprende a defenderse adecuadamente de los contaminantes que recibe del tatuaje y se refuerza.
A los pocos días de ir al gimnasio, los músculos se van endureciendo. Se acostumbran a la carga de trabajo y crecen. Con los tatuajes parece que ocurre algo similar: cada nuevo dibujo enseña a los glóbulos blancos y a los leucocitos a ser más efectivos, lo que puede ser de gran ayuda en caso de infección.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores acudieron a una tienda de tatuajes local y reclutaron a una serie de voluntarios. Durante meses, fueron recopilando muestras de su sangre, para medir los niveles de inmunoglobulina A (un anticuerpo) y de cortisol, la hormona relacionada con el estrés.

Al parecer, los que se solían tatuar de manera más habitual tenían unos mayores niveles de inmunoglobulina A que los que tenían un tatuaje suelto o las personas del grupo de control, que no tenían ni un solo dibujo en su epidermis. Y los que se hacían un tatuaje por primera vez tenían un nivel de cortisona muy alto que hacía que aumentara momentáneamente la producción de inmunoglobulina A, pero luego este pico desaparecía.
“Tras una respuesta de estrés -como inyectarse tinta- el cuerpo responde con un aumento de cortisol y de inmunoglobulina A, pero luego vuelve a niveles más equilibrados. Sin embargo, si una persona se tatúa de manera continua, esa bajada no se produce: el nivel de anticuerpos es más alto que el que se puede encontrar en la sangre del resto de la población”, explica Christopher Lynn, uno de los autores de la investigación.
Como señala la página Science Alert, es importante resaltar que el trabajo solo se realizó con una muestra pequeña de personas, formada por 24 mujeres 5 hombres. Es necesario realizar una investigación a mayor escala para reafirmar estas conclusiones. Pero aún así, lo descubierto es prometedor. Y es un argumento estupendo para convencer a alguien de que 

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